Entonces pensó "diay cabrón... ahora porqué putas tengo que pagar para vivir… pedazo de desgraciado…”
Y entonces fue así como dejo de vivir ahí. Entonces se fue para el cielo… y se encontró con el aire en forma de viento. Entonces escuchó todas esas palabras perdidas... y las juntó a todas en un árbol gigantesco, lo dejó frente al portón de mi casa y luego se dejó ir con el ventolero.
Y entonces fue así como dejo de vivir ahí. Entonces se fue para el cielo… y se encontró con el aire en forma de viento. Entonces escuchó todas esas palabras perdidas... y las juntó a todas en un árbol gigantesco, lo dejó frente al portón de mi casa y luego se dejó ir con el ventolero.
1 comentario:
hermoso montse.
de lo que le hablaba ayer, hoy encontré esto.
"El problema es que uno se imagina que lo que el escritor va a contar se empieza a gestar en cuanto se sienta a escribir. Los cuentos se van proyectando en la cabeza del escritor a cada instante. Uno siempre está contándose historias y mientras uno duerme o hace el amor o pasea al perro, estas historias se van acomodando en la cabeza y se van preparando para salir a la superficie. Por lo que no es que el escritor empiece a escribir desde que se sienta frente al teclado, sino que cuando se sienta es porque hay algo que se ha estado pro¬yectando en su cabeza y piensa que ha llegado el momento para que se proyecte fuera de su cabeza" (Frank Baéz)
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