lunes, 3 de noviembre de 2008

monologo inexistente

De lo primero que se me ocurra mientras escucho la música que encontré.
Y, que curiosamente reconozco y conozco.
Y si es tan aparte porque tiene que ser tan de nosotros…. Esa fue la pregunta del día.

Ves. Vos tenias al chiquito cerca y podías verlo, pero yo lo tenía al frente, solo estaba el piano en medio de nosotros. Vez.
Cerraba los ojos. Movía su cabecita al compás de lo que creía, era su obra maestra. Después, pero solo después, abría lentamente los parpados para dejar al aire nuevamente esas cositas verdes, a veces brillaban, a veces simplemente no.
Hay que observar. Hay que dejarse absorber por lo que está alrededor sin dejarse ir totalmente. Tenés que estar consciente de lo que es y lo que no. De lo que esta y de lo que vos creés que esta. Y para eso, solo tenés que ver. Observar. Oír. Oler. Caminar. Saltar. Caer. Vomitar. Cantar. Romperse. Llorar. Gritar. Callar. Esperar…
Decime vos cómo diablos voy a dejar todo fluir cuando dentro me siento estancada… digo, será posible, será…
No, simplemente no. Es que nada mas no sirvo para escribir, mucho menos para contar historias… mucho menos para tener ideas.
Pedro, no era guerra, era el viento. Del viento, del Pedro, encontraba las palabras perdidas hace años en la fricción del aire. Y vos sabés que yo creo que él sí recuerda… que sí tiene aunque sea una pequeña idea. Por eso me ve con esa mirada extraña… de esas miradas que dicen más de lo que se pueda entender. Por eso a veces llega con cara de querer saber algo a preguntar sin decir palabra, qué putas pasa con vos… Por eso yo necesito saber si es cierto. Si de verdad es posible que esta cosa rara que tengo dando vueltas en medio de todo este… este qué? Este miedo? Pueda ser otra cosa… algo que vaya donde nadie va. Por eso quiero saber de él. Quiero saber cómo mira. Si no es nada más pura ilusión… si no es nada más un reflejo polarizado de la realidad. Quiero saber donde esta, que hace, que ve, que oye, como siente el viento, como sabe para él la vida o el chocolate… si sabrá que las estrellas se mueven y que para saberlo no tenés que tener la mano en pleno uso de conciencia… Ahora recuerdo su perfil y siento que solo si Alá intercede pueda ser verdad… Sera cierto… será cierto, de verdad existe eso? No es solo un invento comercial para vender tarjetas o cualquier vara medio rara? Y… él… sí recuerda… lo sé. Él también… la nostalgia en francés… aquellos días en marzo. Y luego nada más la primera vez, con esa cosa rodeándole la cara… y el susto. Pero era… existía. No era broma. Y luego está el puente, que es menos que abajo… luego ver de nuevo, desde las sombras, pero aún así saber que sí existe… y luego nada más manifestarse… y luego, los traumas… y luego la angustia, la desesperación… y luego ellas… y las demás… y yo, pequeñita, pero esperando… ansiosa… y las manos me tiemblan…

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