viernes, 12 de octubre de 2007

Plan B

Ok. Acá la cosa es sencilla, nada más te bucás el numerito de algún tipo que se gane la vida manejando algún medio de transporte con parlantes portátiles incluidos (por "medio de transporte" vamos a entender que es todo aquello cuya única razón de ser es el deseo llevar: gente, cajas, monos, nidos, platos de papel) y estamos listos. Me parece que lo más prudente en este momento es aclarar las intenciones... tampoco vamos a comenzar algo así como la revolución, aunque... mirá vos, no es mala idea...


Con el primer asunto resuelto solo queda buscar entre los cajones amontonados de la memoria aquellos días de lluvia y bruma dispersa bla... la cosa es sencilla, insisto, solo tratás de recordar dónde demonios esta el disquito que te pasó el compinche en algún momento de tu exitencia... y bueno, con el disquito en mano procedés a tranquilamente congregar (con instinto papal por supuesto) una considerable cantidad de seres humanos y no vamos a entrar en discusiones tipo, "¿mae cuando deja un humano su condición humana?" porque no... y no, de verdad pasa...


Ahora bien, el asunto es bastante sencillo: tomamos al querido presidente de la República, a una turba enardecida (con el tipo y sus parlantes) y a Chico Buarque. Claro que no hay que irse por lo literal... solo pensemos en lo sutil de la mezcla... ya lo demás se deja a la imaginación...

Apesar de você amanhã há de ser outro dia.... Eu pergunto a você onde vai se esconder da enorme euforia como vai proibir quando o galo insistir em cantar agua nova brotando e a gente se amando sem parar...

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